Mi madre siempre ha trabajado cosiendo, es una profesión y una afición. En cambio, yo nací con una extraña alergia a las agujas y un amor indecente a todo lo dulce. A mi madre costurera van dedicado estos cupcakes de vainilla, con botón incluido y con mucho cariño.
La sorpresa ha sido el muffin, que una vez sacado del horno, se ha encogido muchísimo. Tan arrugadito no tenía una pinta demasiado atractiva que digamos. Pero al probarlos: ¡sorpresa! La masa es súper esponjosa, muy ligeros y casan perfectamente con la crema de mantequilla, que siempre es más pesada.